Diseñar una iluminación correcta en nuestras calles, carreteras, parques o jardines de un municipio, se debe tener en cuenta los niveles mínimos de iluminación necesarios para el desarrollo de las actividades que tienen lugar en estos espacios, promoviendo la seguridad y comodidad de los usuarios pero evitando la contaminación lumínica.

La iluminación vial brinda sin ninguna duda una alternativa sencilla y económica, para  contrarrestar en gran medida los consecuentes y peligrosos accidentes de tráfico. Éste es un método de seguridad efectivo para todos conductores, transeúntes y peatones de las zonas urbanas y rurales,  ya que aseguran que transitar por vías correctamente iluminadas les genera mayor confianza. Es por este motivo, que tanto asociaciones de vecinos, como administraciones locales, diputaciones, siempre debe ser una obligación.

Técnicas para reducir costes y volver la ciudad más sostenible

La instalación de sistemas de control de encendido y apagado forman una gran ventaja para producir ahorros entre el 10 y el 30%, pudiéndose controlar según las necesidades del entorno.

Este sistema consiste en integrar interruptores con horarios astronómicos o con sensores lumínicos que están especialmente diseñados para controlar la carga luminosa en función de las horas a las cuales amanece y anochece en las diferentes épocas del año.

También podemos integrar  reactancia de doble nivel, que variará la impedancia del circuito individualmente en cada una de las luminarias, adaptando el flujo luminoso a las necesidades particulares de cada medida, o la implantación de reductores de flujo luminoso en cabecera, con el objetivo de disminuir la intensidad lumínica a partir de determinadas horas de la noche, en las que la actividad ciudadana se reduce al mínimo.